Nuestro propio cuerpo nos salvará del coronavirus, pero esto es un maratón y recién vamos por el kilómetro 5
Esta es una nota publicada en el diario Clarín al Infectólogo Fernando Polack, a quien le hicieron 12 preguntas concretas que fueron devueltas con 12 respuestas contundentes. Los invitamos a que lo lean pues realiza una descripción de la realidad impecable, pero su visión sobre lo que el gobierno y la sociedad toda deben hacer pos pico de pandemia es de una riqueza imperdible.
El infectólogo Fernando Polack dice que el Gobierno tiene la oportunidad inédita de poder elaborar una estrategia para decirle a los argentinos qué hacer y cómo vivir cuando salgamos del aislamiento.
Desde que la pandemia se instaló en la Argentina, el infectólogo Fernando Polack no ha parado de responder consultas. Es un referente incuestionable. Médico pediatra, investigador, asesor de la OMS. Se le envían doce preguntas numeradas, que buscan repasar lo que pasó en el primer mes de coronavirus en el país. Vuelven doce respuestas contundentes.
Hemos cumplido el primer mes de la pandemia en la Argentina, ¿está pasando todo lo previsto o hay algo que se sale de los esperable?
El primer mes de la pandemia resultó para nosotros más leve de lo que hubiésemos esperado, aún en el contexto de la cuarentena. Si no hubiera habido cuarentena, este mes hubiera sido extremadamente complicado, se hubieran multiplicado las muertes y los casos y estaríamos en una situación muy dificil de remontar. La cuarentena nos dio una pausa que ahora nos permite pensar en cómo avanzar una vez que salgamos de ella. Y la suerte que vamos a tener en el futuro inmediato estará atada a la forma en que salgamos de la cuarentena.
¿Se puede decir que está dando resultado el aislamiento social o los hechos del viernes en los banco finalmente la echaron a perder?
-No tenemos una medida clara todavía de cuánto está resultando este aislamiento, pero por lo menos hasta el viernes, cuando ocurrió la avalancha sobre los bancos, se venía viendo un acatamiento suficiente como para bajar las posibilidades de contagiarse. Esperamos que siga una tendencia parecida a la que vemos. El distanciamiento social nunca es perfecto, en ningún caso, en ninguna sociedad. Y los modelos matemáticos que evalúan los distanciamientos sociales demuestran que aún los distanciamientos sociales imperfectos son muchos más útiles que la ausencia de distanciamiento social. Una clave que es vital para poder mantener un bajo nivel de circulación del coronavirus en la población, es a partir de ahora estar muy atentos a ciertos núcleos de infección que son las estaciones de tren, los hospitales, los hipermercados donde un contagio masivo por algún paciente transmisor pudiera generar un problema importante. Hay que trabajar sobre eso para poder mantener el país lo más calmo posible una vez que salgamos de la cuarentena.
Al margen de lo que pasó con los jubilados y los bancos, ¿el Gobierno estuvo actuando bien?
-Hasta ahora ha hecho lo que tenía que hacer, que es cerrar las fronteras y establecer la cuarentena obligatoria y permitir un período de pausa donde se enfríe la situación y podamos replantearnos el futuro. El problema sin embargo es ahora: salir de la cuarentena, pero manteniendo, en primer lugar, una férrea política de fronteras para evitar que tengamos una situación similar, como esta, dentro de unos meses. La metáfora más últil es imaginar que tenés una casa al borde de la selva y un día abrís la ventana y encontrás dos elefantes en el jardín. Y escuchás un ruido tremendo que viene de lejos: es la estampida de elefantes que no están todavía en la Argentina. Si dejamos que se reproduzcan hasta hacer una estampida o dejamos que entren y generen una estampida, pues ahí no lo vamos a poder parar nunca como no pudieron Estados Unidos, ni Italia, ni España, ni Francia, que tienen recursos infinitamente más amplios que nosotros.
Entonces, ¿cómo habría que salir del aislamiento?
-Es la pregunta más importante. Con un plan. Hace dos días le preguntaron a la ministra de salud de Corea del Sur exactamente lo mismo y ella respondió con dos elementos: teníamos un plan y cuidamos nuestras fronteras. Lamentablemente, todo esto abre una discusión nueva sobre los límites del Estado y las decisiones individuales. Pero si no tenemos un plan muy concreto de detección de personas infectadas y de sus convivientes para que pasen un periodo de tiempo en su casa fuera de circulación hasta que dejen de ser posibles transmisores de infección y no tenemos una política de control de ingreso al país que evite que se vuelva a generar toda esta situación no vamos a poder mantener una rutina de vida que se asemeje en nada a la normalidad.
- ¿Es correcto plantear que se debe testear más?
-El debate de los testeos está mal planteado. El debate no es si hay o se hacen suficientes testeos, sino para qué queremos testear. Y queremos y tenemos que testear para satisfacer las necesidades del plan que vamos a hacer para controlar la post cuarentena. No por qué sí. Con ese fin, lo que debemos hacer es que a partir del 13 de abril podamos disponer de la suficiente cantidad de testeos para que en cualquier lugar, en cualquier rincón del país, de cualquier nivel social, podamos identificar rápidamente a aquellas personas que tienen coronavirus, fiebre, síntomas respiratorios y les indiquemos un reposo en la casa de 14 días que prevengan de que expandan el foco infeccioso entre sus amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo. Esto es un gran incendio forestal que dejó bracitas encendidas en diferentes puntos del país y la tarea de cada municipio va a ser identificar esas brasas para que evitar que vuelva a desatarse el fuego.
-Entonces, hay que testear más.
-Hay que testear bien.
-Muchos nos preguntamos de qué modo la llegada del frío va a favorecer la propagación del coronavirus.
-El frío puede favorecer la propagación del coronavirus porque estos virus se sienten más cómodos con temperaturas bajas que temperaturas altas. Pero además el frío va a traer a la argentina todos los virus respiratorios que vemos todos los años que no son coronavirus. El problema de esto es que vamos a ver muchos pacientes requiriendo atención por gripe, influenza, metaneumovirus. Todos esos pacientes van a coexistir en el mismo momento con la llegada de pacientes con coronavirus, ampliando la exigencia del sistema hospitalario. El invierno es siempre el momento en que los hospitales, y sobre todo los hospitales del Conurbano Bonaerense, están más demandados por estas patologías que siempre ocurren. Es un tema muy importante primero ver el número de camas que vamos a tener para pacientes con unos y otros virus. Y sobre todo ver el potencial que tengan de coexistir el coronavirus con otras gérmenes cuya severidad no está del todo aclarada.
-¿Las personas que se enferman y se curan adquieren inmunidad?
-Las personas que contraen coronavirus adquieren inmunidad y difícilmente vuelvan a tener una enfermedad por coronavirus de severidad en toda su vida. Por eso, los otros coronavirus no causan enfermedades severas frecuentemente. De hecho, como uno se infecta por otros coronavirus que circulan temprano en la vida, cuando es adulto no le pasa absolutamente nada.
-¿Cómo se imagina que será nuestra vida cuando la situación crítica ceda?
-Hay que entender que este es un proceso largo. Estamos en una maratón de 42 kilómetros y no en una carrera de cien metros. Recién vamos por el kilómetros cinco y por suerte vamos muy adelante. Pero si nos ponemos a festejar ahora nos van a pasar todos, incluido el virus, y la vamos a pasar muy mal. Esta situación recién va a ceder entre finales de este años y principios de 2021, a menos que aparezca una intervención médica que corte el problema. Imagino que esto va a cambiar completamente a la sociedad, no sólo a la Argentina, sino al mundo. Pero sería muy aventurado especular sobre los cambios en este momento.
-Nos desconciertan Italia y España, que cuando insinúan que van a estabilizarse vuelven a dispararse contagios y muertes...
-España e Italia trataron de parar la estampida de elefantes metiéndolos en un corral gigante con elefantes todavía muy nerviosos, seguimos viendo los coletazos de esa violencia. Italia tenía probablemente medio millón de infectados en el momento en que dicta la cuarentena, con 680 muertos. Por lo tanto en una población donde suelen cohabitar abuelos con nietos y padres eso generó un caldo de cultivo donde debe haber incorporado alrededor de 200 mil infectados más. Eso es lo que estamos viendo como la cola de la crisis en Italia. España pasa por el mismo fenómeno. Nada de esto se vio en Corea del Sur donde hubo control estricto del virus desde el principio y se pusieron medidas restrictivas de inmediato y por lo tanto a los 14 días la curva de enfermos comenzó a achatarse de manera notoria. En Argentina iniciamos la cuarentena con tres muertos. Es decir, con probablemente no mucho más de 2000 infectados. Eso me dice que vamos a tener un tránsito hacia el fin de la cuarentena donde el país registre menos casos. Por lo tanto se abre ante nosotros una oportunidad inédita, de la que se privaron Estados Unidos y Brasil por la política errática de sus gobiernos, y que nos puede funcionar bien mientras la mayoria de los países van a estar a los barrancazos lo que resta del año. Pero tenemos que organizarnos, respetar las reglas, cumplir y tener un plan que nos señale qué hacer a cada uno de nosotros cuando nos volvamos un riesgo para los demás.
-¿Qué es lo que nos va a salvar del coronavirus?
-Es importante decir que 995 de cada 1000 personas que contraen coronavirus sobreviven. Quizás 998 o 999. Quiere decir que nuestro propio cuerpo, nuestro sistema inmune nos va a salvar del coronavirus en sí mismo. Pero del horror que estamos viendo en los medios, de lo que pasa en distintos países, la Argentina tiene una posibilidad concreta de exceptuarse. En principio, si aplica una política de supresión del virus muy agresiva, un control intenso en población, solidario entre los argentinos para mantener al virus en jaque, y un control severo de frontera, que no permita por alguna euforia temprana mal entendida un aluvión de infección para el que nos estamos preparados. Solo así vamos a poder sostener este largo camino hasta el 2021. Y Quizás si conseguimos eso habrá una nueva Argentina más solidaria, más ordenada, más responsable, que pueda estar orgullosa de haber transitado con éxito un camino tan difícil.