Análisis de Enrique Zuleta Puceiro. La Argentina en doble vuelta
Los resultados de las elecciones del 22 de octubre han planteado un nuevo desafío al sistema político argentino, que se encuentra en una situación crítica y similar a la que ha llevado a la fragmentación de los sistemas de partidos en muchos países de América Latina en las últimas décadas. La principal amenaza es que el sistema de doble vuelta, concebido originalmente para fortalecer poderes ejecutivos débiles en un contexto de fragmentación electoral y parlamentaria, termine convirtiéndose en un referéndum sobre el sistema político en su conjunto.
Esta situación se ha repetido en numerosas democracias de la región, incluyendo Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Brasil y México. El peligro reside en que la competencia entre los dos candidatos más votados polarice nuevamente al electorado en extremos opuestos: por un lado, el candidato representante de los partidos tradicionales y sus alianzas, y por el otro, el candidato antisistema que desafía tanto a los actores tradicionales como a sus acuerdos y valores.
La experiencia comparada demuestra que, con muy pocas excepciones, ese referéndum se ha venido resolviendo en contra de las oligarquías políticas tradicionales y en favor de quienes impugnan las reglas del sistema vigente, con sus diatribas contra los partidos políticos, los “economistas chorros”, el sistema de medios y los valores tradicionales. El riesgo se acentúa sobre todo cuando quienes desafían logran el segundo lugar en la primera vuelta, una posición que les permite aspirar con comodidad el voto de los sectores frustrados por la derrota. La soberbia de los triunfadores suele operar como un combustible ideal para los nuevos incendios Es la historia reciente de todos los paises de la región e incluso la enseñanza de las elecciones del 2015, la primera vez que Argentina ensayo el sistema desde la reforma constitucional de 1994.
La ventaja inicial de quien llego segundo es la poder concentrar el potencial de descontento y frustración del resto de los electorados, que voto a otros partidos en contra de la oferta del gobierno. Las derrotas recurrentes de los partidos en el gobierno tienen en esta característica de balotaje una las explicaciones más importantes.
Otra razón complementaria es la de que una de las consecuencias más directas de los balotajes es el efecto de fragmentación de los partidos. Aplicado a los sistemas presidencialistas, el voto de la doble vuelta produce resultados exactamente opuesto a los de los sistemas parlamentarios. La explicación de la debilidad creciente de los presidencialismos latinoamericanos reside en esta consecuencia inevitable del sistema electoral, profundizada en el caso argentino por un efecto disolvente muy similar, resultante del sistema de primarias abiertas, simultaneas y obligatorias.
La situación argentina amenaza con derivar hacia una situación de este tipo. La quiebra casi inmediata de la alianza opositora asi parecería demostrarlo. Juntos para el Cambio ha comenzado a experimentar un proceso de centrifugación política que acentúa las profundas diferencias que existían ya desde los tiempos de su cohabitación en el gobierno de 2015-2019. Bajo estas condiciones es difícil pensar que los dirigentes puedan evitar el realineamiento natural de sus votantes, en función de fuertes tensiones plebiscitarias.
Tanto Sergio Massa como Javier Milei intentaran despegarse de sus compromisos de origen y centrar sus campañas exclusivamente en sus figuras personales. Massa tratara de plebiscitar en función del eje en favor o en contra de Milei. Este, a su vez tratara de plebiscitar ejes como libertad vs. Populismo o, en el límite “kirchnerismo vs anti-kirchnerismo”, en la medida que hacerlo en torno al peronismo le cerraría las puertas de importantes sectores del peronismo ya desde un principio enfrentados al kirchnerismo.
Sergio Massa procurará recortar su imagen sobre el escenario de la coalición que lo alumbro. Para ello, deberá dinamitar los puentes que lo unen con el gobierno que termina y -lo ures aún más difícil- con la infraestructura política que logro impulsarlo hacia la victoria. En la media en que lo logre, lograra reforzar su vinculación incipiente con el electorado independiente no encuadrado en el resto de los partidos. Por esta via, es probable que siga prosperando su estrategia de dividir a una oposición en la que las convergencias destacan sobre las divergencias. Al mismo tiempo este giro hacia el centro podría permitirle afianzar sus vínculos con la política con responsabilidades “territoriales” -gobernadores, intendentes de uno y otro signo-. Su campaña intentara combinar las reacciones defensivas de una vasta constelación política, orientada hoy por hoy a cambiar muchas cosas para que, en el fondo nada cambie.
Javier Milei tratará a su vez de capitalizar la transversalidad social y territorial de sus apoyos. Casi sin equipos ni logística propia, deberá sobrevivir bajo la luz implacable en que ha quedado situado después de las PASO. Su indigencia de ideas y propuestas ha quedado expuesta y algunos detalles le costaron una victoria casi segura en primera vuelta. El factor sorpresa, indispensable en el batacazo de las primarias, es acaso mayor debilidad. Casi sin recursos, se ha visto forzado desde un principio al abrazo del oso de un centro derecha hoy deshecho, con lideres desprestigiados después de una derrota inapelable , que trataran en convertirlo en el polo de atracción para al menos dos tercios del electorado que, aun divididos, han impugnado la continuidad del modelo ya desfigurado del oficialismo.
Los riesgos son claros: lo que le atrajo un tercio de los apoyos casi incondicionales, que resistieron incluso los papelones de su campaña fue precisamente su irreverencia irresponsable y su desparpajo institucional. Despojado de estos atributos ¿Qué es lo que podría diferenciar a Javier Milei de las docenas de economistas liberales del establishment de los negocios?
Las chances de ambos candidatos son en principio equivalentes: Todo dependerá de una campaña en la que se discutirán ideas, propuestas y modelos de país. Las fortalezas y debilidades de ambos candidatos se compensan y neutralizan entre sí, lo cual abre un espacio inédito de oportunidades y de riesgos. Uno de los rasgos más importantes de la política argentina actual es la recuperación del interés de la ciudadanía por la política. Sobre todo, por sus dimensiones de espectáculo mediático. De allí que, al igual que en las primarias y en la primera vuelta, triunfara quien en definitiva cometa menos errores
Opinión de Enrique Zuleta Puceiro, analista y consultor político.