Balón y bypass gástrico: riesgos y beneficios de las cirugías para adelgazar

baypassgastricoCuando el sobrepeso se torna nocivo para la salud y la dieta no es suficiente, ésta puede ser una alternativa para lograr un peso saludable y cambiar de hábitos alimenticios. Se deja entre seis y doce meses y requiere compromiso del paciente para lograr buenos resultados.
En muchos casos, hacer dieta no alcanza. Tampoco el gimnasio, ni los tratamientos diversos que existen para perder peso. A veces, es necesario recurrir a intervenciones médicas y quirúrgicas para lograrlo. Una de las alternativas es el balón gástrico, que se puede dejar hasta un año en el cuerpo.
"El balón intragástrico es un procedimiento diseñado para perder peso, que provoca sensación de saciedad. Se realiza en forma ambulatoria y, una vez ubicado el balón en la cavidad gástrica, se rellena con solución salina", explican los médicos de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN). Es considerado una estrategia temporal para la pérdida de peso y se aplica para el tratamiento de la obesidad, se deja entre seis meses y un año y luego se retira.
Otro tratamiento que se usa cada vez más es el bypass gástrico. "Con este procedimiento quirúrgico, se reduce el tamaño gástrico y se puentean casi 2 metros de intestino: tiene un doble mecanismo para la pérdida de peso, ya que es una técnica restrictiva (reduce el volumen de la ingesta) y produce menor absorción de las calorías al mismo tiempo", señala la doctora Marianela Aguirre Ackermann, coordinadora del equipo de Cirugía Bariátrica de la SAN.
"El mayor inconveniente que presenta es que, al principio, produce un estado nauseoso por dos o tres días y luego el paciente se acostumbra a tener una pronta sensación de saciedad y puede descender de peso con rapidez. Se coloca con anestesia local -como una endoscopia- y se quita con anestesia general en un procedimiento de 15 minutos", detalla el doctor Néstor Martín Vincent, cirujano plástico. Como esta práctica se utiliza para modificar hábitos alimentarios, funciona como una suerte de reeducación. Es por eso que es imprescindible que el paciente se comprometa y esté motivado a llevarlo adelante para que tenga los resultados deseados.
El bypass gástrico es una cirugía que modifica la anatomía digestiva, por lo que sus resultados se sostienen en el tiempo, en la mayoría de los casos, durante toda la vida. "El descenso de peso es mucho más significativo que con el balón gástrico, y es por eso que está indicado en pacientes con obesidad moderada-severa", apunta la doctora Akermann.
Éste produce mayor saciedad que el balón gástrico ya que, por un lado, reduce el tamaño del estómago (saciedad mecánica), y también da una saciedad química, ya que los cambios inducidos por la cirugía modifican las hormonas del hambre y la saciedad. "Estos cambios hormonales hacen que pacientes con obesidad y diabetes tipo 2 se beneficien enormemente con el bypass gástrico logrando en más del 80% de ellos el control adecuado de la diabetes sin fármacos", suma la especialista.
"Hay un sensor en el estómago que le envía al cerebro la sensación de saciedad. Esto tarda 20 minutos en suceder, por lo que si se come en una cantidad de tiempo inferior se ingieren más calorías de las que se necesitan, y eso es lo que debe incorporar a su vida cotidiana un paciente que tuvo un balón gástrico", advierte Vicent.
"Antes que nada, frente a este tipo de intervenciones para bajar de peso, el paciente debe estar contenido por un equipo multidisciplinario de especialistas, ya que además de los cuidados postquirúrgicos, tiene que adaptarse a un nuevo esquema corporal", señala la doctora Andrea R. Miranda, Directora Médica de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI).
Cuidados posteriores
Una vez colocado el balón gástrico, se comienza con una dieta líquida, ingiriendo de a pequeños sorbos. Todo el primer mes la dieta se restringe a alimentos líquidos y, a medida que mejore su tolerancia, se incorporan purés y alimentos semisólidos, hasta llegar a los sólidos. A veces es necesario indicar un protector gástrico.
Se suele complementar la dieta con suplementos proteicos, hierro y complejos vitamínicos; en algunos casos es necesario sumar calcio y vitamina D. "En este proceso, el paciente va a aprender a identificar qué alimentos que le caen mejor y cómo prepararlos. Tiene que masticar despacio, respetar las porciones y los bocados deben ser siempre pequeños", explica la doctora Miranda.
Recién comenzado el tratamiento, se toman jugos de frutas, gelatinas light, caldos, agua, en cantidades de 100 cc. por comida y a sorbos, porque el estómago es más chico que de costumbre.
En la fase de los semisólidos se van a incorporar por ejemplo frutas blandas, huevos blandos, purés, hasta llegar a carnes picadas para comenzar con los más sólidos. De todos modos, cada caso es especial y debe ser seguido por un nutricionista.
Al finalizar el proceso de adaptación, podrá comer con normalidad, siempre comidas bajas en calorías, evitando las gaseosas, golosinas y los alimentos industrializados. El tratamiento dura entre seis la permanencia del balón en estómago, momento en que se retira el balón gástrico y el paciente adquirió nuevos hábitos de alimentación saludable que debe mantener y completar con actividad física para mantenerse en buen estado su salud física y emocional.
La Sociedad Argentina de Nutrición explica que los resultados son mejores en pacientes que tienen sobrepeso que en los que padecen obesidad mórbida. Y que la eficacia de la asociación del balón con una dieta hipocalórica fue superior al tratamiento sencillo.
Si luego de retirado el balón gástrico el paciente continúa con controles con el equipo interdisciplinario podrá mantener el peso perdido. Sin embargo, si luego de retirado el balón abandona el tratamiento y los controles podría reganar el peso perdido. "El estómago no cambia su tamaño con la colocación del balón gástrico. Solo está ocupado por el balón gástrico durante los meses que dure su colocación. Por lo tanto, luego de retirado el balón, el estómago mantiene el mismo tamaño que antes de colocarlo", aclara la doctora Akermann.

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