En San Cosme el Padre, concejal, denunció por corrupción a su hija la Intendente

fliadenunciaEl edil electo Eduardo Morales denunció a su propia hija, la intendente Verónica Morales Maciel, por supuestos hechos de corrupción. Aseguró que “todos se fijan en otras localidades pero San Cosme es el antro de corrupción más grande de la Provincia”. Afirmó que denunció a su propia hija, tal como en 2015 realizó con otra de sus hijas, quien asumiera como edil en el Concejo Deliberante.
Eduardo Morales, concejal electo en 2015 de San Cosme, quien no asumió su cargo hasta hoy dialogó sobre la situación del pueblo tras las lluvias del último mes. “No estoy al frente de la movida del Municipio, a pesar de ser concejal electo”, recordó y expresó que “la gente la está pasando muy mal porque hace falta una cabeza que diga cómo hacer las cosas”.
Morales manifestó que “están haciendo cualquier cosa porque en vez de sacar el agua, la traen al pueblo y las calles son un desastre”. Aclaró que se refiere a lo que pasa en San Cosme, ya que “a nivel provincial están trabajando bien, pero acá no porque no saben cómo sacar el agua”. Puso como ejemplo que “el Canal Negro, que se hizo y se terminó el problema en el Barrio Matadero que es uno de los más afectados, no lo limpian y lo debe mantener el Municipio”.
Respecto a su situación como concejal electo, resaltó que “nunca me citaron a la Sesión Preparatoria, nunca llamaron a ordinarias y siempre se juntan entre gallos y medianoche”. Afirmó que “el Concejo Deliberante no funciona, se juntan cuando necesitan documentación y lo hacen a escondidas, por 10 minutos y desaparecen”.
En este marco, también apuntó contra su hija, la actual jefa comunal, Verónica Morales Maciel, exponiendo que “debe ser el antro de corrupción más grande de la Provincia”. “Me llama la atención que denuncian a Angelina Lesieux en Perugorría, al Intendente de Paso de la Patria, pero la justicia no mira a San Cosme”, afirmó. Habló de supuestas obras “que se consiguieron, para cloacas, que se adjudicaron por gestiones en Buenos Aires, pero no hay un metro de cloaca”. Apuntó que “se comieron toda la plata, no los ingenieros, sino el Municipio, que sigue cobrando los certificados de obra”. Aludió a “un kilómetro de asfalto en calle Julio C. Rivero, hasta el cementerio, que desaparecieron e hicieron figurar como una Avenida de doble mano”.

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